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Entradas

FANTASMAS DEL PASADO

Mis padres murieron cuando yo no superaba los doce años. Ese aparatoso accidente de coche acabó con lo que más quería, en una noche de tormenta y mucho dolor, de camino a una fiesta de amigos. Me sentí, tan joven, muy sola en este mundo. Mi tía Isabel, como única tutora legal que me quedaba, me acogió en su casa, junto con sus dos hijas(su marido también había muerto años atrás). Pero esta historia no termina aquí. En absoluto. Los años de convivencia con mi tía fueron duros. Horribles. No solo que me condenaron a ser la "asistenta" de la casa, teniendo que limpiar todo y cada uno de los rincones de esa casa que me producía pesadillas, tampoco era merecedora de un trato mínimamente decente y me sentía una esclava con mayúsculas. Sus hijas me pegaban patadas mientras agachada frotaba el suelo, su madre agarraba un látigo y descargaba toda su furia en mi espalda, hasta dejarme casi inconsciente y ensangrentada. Que conste que esto no es ninguna fantasía, ni pretendo tampo
Entradas recientes

UN DIARIO OLVIDADO(IV)

Un desvencijado cartel en la entrada anuncia el lugar, en letras grandes y coloridas, como "Centro Beit Prajim, el Hogar para los niños que necesitan uno". Ante Jake se alza un pequeño edificio de dimensiones cuadradas, grisáceo más por el paso del tiempo que por la pintura en sí, y con todas sus ventanas protegidas por una reja de hierro, seguramente para evitar cualquier posible fuga de sus internos. Son varias las cámaras de seguridad, tanto en su entrada como en los laterales, evidentemente necesarias para proteger a todos esos chicos con tan mala suerte en la vida, víctimas de abusos y adicciones que matan, vulnerables ante lo peor de la sociedad. Sin embargo, el centro sigue sin confundirse por un sitio acogedor, y mucho menos agradable para el visitante. El sugerente letrero contrasta enormemente con lo que expone, una prisión para niños, subsidiada en parte por el estado y que se publicita como el mejor y único destino para todos ellos, aunque Furman ya había investi

Cuaderno de Bitácoras: Viaje Express al Norte de Israel(Parte 1)

4 de febrero de 2020, Tiberias Ya estoy aquí. Después de un largo y ciertamente pesado viaje en autobús desde Ciudad Santa llegué a Tiberias, una ciudad también mística para judíos y cristianos, a orillas del Mar de Galilea o, como en Israel se llama a este gran lago de agua dulce, Kineret. El día está nublado, gris como la ciudad en la que me encuentro, una urbe levantada del vestigio de la antigua Tiberias, nombrada así en honor al dios romano Tiber, durante el reinado del sanguinario Hérodes. Ya me instalé en la habitación, bastante decente por cierto, pequeña pero limpia. Mis cosas están allí abajo, sin apenas haber ordenado nada. Mi estancia por el norte de este país es corta, regresando ya a la rutina el jueves. Tampoco quiero más. He viajado solo, sin acompañante alguno, he pagado con dinero del banco que, en su mayor parte, procede del presupuesto destinado a todo nuevo inmigrante llegado a esta Tierra. En estas fechas, donde tengo un espacio amplio de días hasta la

(NO)ES AMOR

-¿Es esta la casa? -Creo que sí. Madre y yerno llegaron hasta la majestuosa villa, levantado sobre una colina frente al mar. La naturaleza invadía el entorno, borrando todo rastro de civilización en kilómetros. Encarna observa la casa, una construcción gótica y antigua, de colores débiles, que desde luego conoció tiempos mejores a juzgar por su deplorable estado. Pero ella, como el marido de su hija, no se habían pateado en coche 5 horas hasta esté recóndito paraje de la costa catalana para hacer valoraciones arquitectónicas, sino  para encontrar a su niña, a Beatriz Pardo, desparecida desde hacía 4 meses. Gracias a la impresionante labor de un detective privado ella y Paco emprendieron el viaje para dar con ella, conscientes de los desconocidos peligros que podrían enfrentar. Por ello él llevaba en la guantera una pistola, con la licencia correspondiente y todo en regla, algo que no agradaba en demasía a su suegra, pero que comprendía perfectamente. No había que correr riesgos

UN DIARIO OLVIDADO(III)

El trastero de su casa es un cuarto diminuto, atestado de libros y con un escritorio de madera descolorida, con apenas espacio para colocar el ordenador portátil y trabajar en él. Jake cierra la puerta tras de sí, sitúa el cuaderno a la izquierda del portátil, con la única página escrita abierta. Está muy nervioso. Su mujer sigue arriba, recostada en la cama de su dormitorio, leyendo una novela de Amos Oz. En el resto de la casa reina el silencio, fuera parece que también. Pero Jake mantiene agudizado el oído, atento a cualquier ruido que peque de extraño. Al fin y al cabo, no sabe a lo que se puede estar enfrentando. Quizás, mientras escribe la frase en Google, se trata de una petición de ayuda, como ha elucubrado antes, una persona secuestrada cuya desesperación porque alguien la rescate de las garras de un criminal o un grupo mafioso la lleva a escribir esta críptica frase en un diario y abandonarlo en el autobús, para que alguien lo suficientemente curioso se haga con él y com

MOTOS DEL DESIERTO

A su paso levanta el polvo del desierto. Va veloz por la autopista, recta y sin desviaciones, que atraviesa el árido páramo. Con sus guantes de cuero negro sujetando el volante, las gafas de sol negras ante el cegador sol y su bigote, alargado y blanco, que le da un aire de general francés de la Primera Guerra Mundial, recorre el mundo el típico motorista con aspecto de rockero, enfundado en su chupa negra y con pantalones del mismo color ajustados, y la bota grande de Cowboy pisando el acelerador.  Sin pasado al que regresar, con un presente en continuo movimiento y un futuro de lo más incierto, con la moto viaja por el Medio Oeste Americano, solitario en su travesía, hasta procurando beber solo en los bares de carretera que de tanto en tanto visita, pidiendo siempre al barman de turno lo mismo: un whisky bien cargado.  Y, mientras empina el codo en la barra, suena una música Country desfasada de fondo, que le hace recordar viejos y bellos tiempos, los cuales nunca más regresar

UN DIARIO OLVIDADO(II)

-¿Quieres más ensalada cariño? -No, gracias Tami. Está todo espectacular. Jake se recuesta en la silla, con la barriga ligeramente hinchada de la abundante cena que ha ingerido. Un fuerte cansancio lo tienta a meterse en la cama, pero prefiere anteponer su "investigación" del diario hallado en el autobús. Mañana además es un día muy complicado para ocuparse de ello: es viernes y tiene que hacer las compras en Maalot y ayudar a su mujer a preparar la comida del Shabat, día sagrado del judaísmo que comienza desde el viernes por la noche y finaliza en la noche del sábado siguiente. Ellos solo comen en la víspera del mismo, en cuento caen las estrellas, momento idóneo además para que su esposa cocinase las "exquisiteces" que aprende de los libros de receta más creativos.  -¿Estás bien Yaki?Te veo un poco serio... -Estoy cansado cielo, solo eso. Voy a limpiar un poco el trastero y me iré a la cama más tarde. -Como quieras. Ay, otra vez vuelve a darme patadas